En un solo segundo el futbolista puede estar enfrentándose a varias exigencias: mantener el balón en pie, adivinar el gesto del contrario, avanzar y responder ante un imprevisto. Para que todo se produzca con eficiencia se necesita un entrenamiento no sólo del gesto deportivo, sino de las capacidades de coordinación y equilibrio, global y específico en cada articulación.
Así, ante una frenada brusca, un giro repentino, una torcedura o incluso un golpe, tus articulaciones y músculos están preparados para soportar el cambio de presión.
El uso de elementos inestables durante el entrenamiento mejora la respuesta propioceptiva ante diferentes desequilibrios en el campo.
La coordinación del gesto con el movimiento grupal, la anticipación ante el gesto del contrario y el esquive de otro jugador para mantener el balón en el pie exige buenos reflejos y una elaborada coordinación óculo - motriz.
Para ello a través del método Pilates, incorporamos elementos inestables a la preparación física del futbolista con los que se aumenta la dificultad en el equilibrio y la coordinación.
Así, ante una frenada brusca, un giro repentino, una torcedura o incluso un golpe, tus articulaciones y músculos están preparados para soportar el cambio de presión.
El uso de elementos inestables durante el entrenamiento mejora la respuesta propioceptiva ante diferentes desequilibrios en el campo.
La coordinación del gesto con el movimiento grupal, la anticipación ante el gesto del contrario y el esquive de otro jugador para mantener el balón en el pie exige buenos reflejos y una elaborada coordinación óculo - motriz.
Para ello a través del método Pilates, incorporamos elementos inestables a la preparación física del futbolista con los que se aumenta la dificultad en el equilibrio y la coordinación.